Todos son coach

Hemos notado una tendencia últimamente de que muchos profesionales se promueven como coach, ya sea organizacionales, ejecutivos o de vida. Hemos visto gente que no está o ha estado en ninguna organización y habiendo efectuado un diplomado intervienen en las empresas, sin haber pasado por una experiencia laboral en ninguna de ellas.

Hemos observado, también, cómo se puede llegar a confundir el Coaching de vida con lo terapéutico y cómo se interviene traspasando la línea sutil, generando procesos mocionales que son del ámbito psicológico y no empresarial. Suelen ser pocos los profesionales que plantean a sus coaches la diferencia entre Coaching y Terapia remitiéndolos a un psicólogo, por esa tendencia que tienen muchos a traspasar los límites, tal vez pensando en ayudar, manejan procesos emocionales desde el Coaching sin advertir las consecuencias. O simplemente pensando que tienen las herramientas para convertirse en “pseudopsicólogos”.

Es importante que por el rumbo que llevan los negocios y el mundo actual, todos los gerentes se formen en Coaching, es una herramienta que les facilitará el trabajo en equipo y les permitirá sacar los mejores recursos de cada quién a flote. Pero hasta ahí. Pasar esa línea no es sano por las confusiones y consecuencias que puede generar.

El Coaching es una herramienta valiosa para el desarrollo de los seres humanos en el ámbito laboral y con él se suelen adquirir conocimientos de sí mismo que también se pueden aplicar en otras áreas de la vida.Como todo, depende de su uso, de quién lo use y cómo lo usa.

Así como un arma puede ser defensiva u ofensiva, el Coaching utilizado apropiadamente facilita el crecimiento gerencial y, por ende, el personal. En caso contrario genera situaciones que a veces se pueden salir de control.

El Coaching facilita que los empleados mejoren sus habilidades en el trabajo y desarrollen sus recursos para abordar diferentes tipos de situaciones. Este tipo de procesos debería mejorar el desempeño en forma permanente. Si bien generalmente es entre dos personas: el coach y el coachee, puede ser grupal, entre un gerente y su equipo. Si no hay un cambio positivo, no se produce una mejora, es una interacción relacional pero no es Coaching.

Tomamos unos datos interesantes de HBR* sobre una encuesta a 140 coach líderes y la opinión de expertos al respecto, (2009) quienes tuvieron opiniones encontradas acerca de la dirección que está tomando el Coaching. En general estuvieron de acuerdo en que las razones para contratar un coach había cambiado, antes contrataban para poner fin a comportamientos tóxicos de algunos líderes. En la actualidad está destinado a desarrollar las capacidades de alto potencial.

Los resultados de la encuesta también sugieren que el sector está cargado de conflictos de intereses, poca claridad entre la competencia de los coach y lo que debería dejarse en manos de profesionales de la salud mental.

* Diana Coutu es editora senior en HBR. Carol Kauffman es coach ejecutivo, psicóloga y profesora clínica asistente en Harvard Medical School en Boston.