En el momento país y mundial que estamos viviendo hay que echar mano a la resiliencia, a la entereza y la solidaridad. Es momento de comprensión de nuestras emociones y las de otros, de paciencia, indulgencia y reflexión. Es momento de dialogar, de acercarnos a nuestras familias y amigos buscando la unidad que nos hace falta.

Es ahora cuando nuestros recursos internos nos darán la fuerza que se requiere para seguir, cuidándonos, sin miedo, dispuestos a enfrentarnos con lo que nos viene de afuera y vencerlo.

Este paro que nos vino impuesto y nos hecho vivir de otra manera, aunque sea circunstancialmente, es una llamada de atención que nos indica que todos debemos cambiar nuestra manera de ver el entorno, de aproximación a los otros, con más humildad, más compresión, sin juicios y apelando a nuestros valores y principios y, sobre todo, con lo esencial: el amor. Amor por nuestras familias, nuestros amigos, nuestro país, nuestros trabajos, nuestros compañeros. Recuperar nuestra esencia, nuestros valores, cuidar de cada uno de nosotros para poder cuidar de los demás.

No saldremos de esto igual, ni emocional ni económicamente. Apenas está en nuestras manos controlar lo que pasa,podemos sí cuidarnos, cuidar a otros, sin embargo lo que está sucediendo tiene que ver con la voluntad de unión, con la disminución de los egos (el chinavirus no identifica ricos ni pobres, blancos o negros, religión, poderosos o no, etc).

Así que seamos resilientes, solidarios, fuertes y capaces de sortear las dificultades para cooperar en el desarrollo de un mundo mejor, en el fortalecimiento de lazos, y sobre todo: seguir luchando por nuestro país y cuidar de nuestro planeta!