Tiene tiempo hablándose del sistema de valores. Que hay que recuperarlos en este país. No somos una isla, los valores están subvertidos en muchos países pero en el nuestro la pérdida de los mismos ha ido en picada. De ahí que las empresas puedan contribuir a afianzar los valores en quien los tiene y en fomentar el desarrollo de los mismos en quién no los tiene.
Vivimos una situación que pone precio, incluso a personas que nunca en sus vidas hubieran pensado que lo tenían. Se puede echar por la borda toda una trayectoria aún por pequeñas cosas que no resuelven la vida cuanto más la perjudican.
Se trata de trabajar más allá de la formación, entrenamiento, de la motivación y el compromiso, se trata de apoyar a la recuperación de los valores que tanto necesita el país y donde las organizaciones pueden cumplir un rol importante en la promoción de la ética, de la honestidad, sin perder de vista los controles. Más de una vez hemos visto gente proveniente de hogares constituidos, no disfuncionales, que encuentran un atajo en los controles y piensan que nadie se dará cuenta de lo que hacen. ¿Esto es prevenible? Tal vez no 100% pero si se puede facilitar a la disminución de los actos deshonestos.
Los valores representan lo que de verdad importa, lo que motiva y establece prioridades. Si uno de nuestros valores es la honestidad, ese es el camino que hay que seguir, si lo quebramos tarde o temprano nuestra conciencia reclamará y se nos cerrarán todas las puertas.
Muchas organizaciones tienen definidos sus valores y su accionar están en función de los mismos, buscan contratar personas que comulguen con ellos y aún cuando se extremen todos los controles a veces se filtra alguien no tan ético. Por ello insistimos en establecer buenos controles, en revisar el riesgo, y en seguir trabajando de puertas adentro sobre la importancia de los valores.
Los valores deben formar parte de nuestra identidad, en la vida y por lo tanto en el trabajo. Una frase de quién fuera el prócer de la independencia uruguaya, Don José Gervasio Artigas, para la reflexión: no venderé mi rico patrimonio al vil precio de la necesidad.
Para tener empresas sanas, necesitamos dignidad, necesitamos valores, para tener un país sano necesitamos dignidad y valores, siendo la ética y la honestidad fundamentales para las organizaciones y la sociedad.