EL APOYO EN LA EMPRESA
No hay duda, los tiempos han y están cambiando. Proporcionar apoyo a los colaboradores para que mantengan su salud mental y, por ende, su bienestar personal está siendo tema de alta consideración. La velocidad con que se dan los cambios y trasformaciones, y la necesidad de asumirlas y adaptarse, pueden generar mucho estrés. Mucho más en aquellas personas que tienen su entorno estructurado y en zona de confort. Es necesario humanizar los negocios que, en definitiva, se vuelquen a la sociedad para que el mundo sea más sostenible, solidario y pendiente del bienestar de las personas.
No todos saben cómo manejar sus emociones, hay una historia personal por detrás que ha generado creencias y paradigmas que no son fáciles de erradicar sin ayuda externa. Hay que escuchar, motivar, reconocer, apoyar, cuando no pueden solucionar sus problemas personales. Claro que la empresa no es un ente de beneficiencia pero un empleado motivado redunda en beneficioso y satisfactorio desempeño y un trato cordial y productivo con clientes.
Hay gente que sabe ser feliz, que sabe que todo es relativo y que una posición constructiva frente a la vida le permite estar en liviandad y reflejarlo en sus interrelaciones. Pero hay gente que no responde tan bien al estrés, que se angustia, tiene ansiedad, no solo en lo laboral sino en lo personal. Muchas veces su situación personal es la que determina su actitud en el trabajo. Es importante que se le ayude a darse cuenta cuál es su manera de enfrentar los problemas y cómo puede manejar sus emociones y sentimientos.
Ese apoyo que recibe significa que es tomado en cuenta, no hay que seguir tratando a la gente como un objeto que produce un resultado. Hay que comunicar que se espera de ellos, y cada quién debe hablar de cómo se siente y que necesita para sentirse mejor. Y si bien es muy importante en nuestro país hoy, no todo pasa por lo económico. El sentirse bien en un trabajo y en su entorno familiar y personal también genera satisfacción.
El rol del líder en esta circunstancia es fundamental por la cercanía que debe fomentar con su equipo para identificar sus competencias, sus fortalezas, sus áreas de oportunidad y por qué tipo de problemas están pasando. Para conocer a alguien hay que conocer en qué contextos se mueve, cuáles son sus intereses y qué significado tiene dentro de su escala de valores el trabajo, sin descuidar el equilibrio entre su vida laboral y personal-familiar. La pandemia nos ha enseñado que existe el otro y que hay que tomarlo en cuenta. Sin embargo, hay que tener bien claros los límites, a veces muy sutiles, entre apoyar e involucrarse. Los líderes y capital humano que lo sepan separar marcarán la diferencia